domingo, 11 de diciembre de 2011


....dale play mientras lees(More than word-extreme)

te has dado de cuenta muy tarde.... que estas enamorada verdad..?
ahora es demasiado complicado... parar este amor
demasiadas son las horas que han pasado desde un domingo 4

me llevas contigo siempre......
en esas noches....cuando el sofá es testigo del amor
cuando me respiras al cuello y sonríes por tu picardía
cuando el cansancio te convence para cerrar tus ojos...
y te quedas dormida a mis espaldas....
regreso mi mirada para besarte suavemente en tu largo cansancio y marcharme
te das cuenta,sonríes y sin darme tiempo para hablar evitas que me vaya
fuertemente me abrazas sin soltarme.....
me atas a tu cuerpo......me pides que me quede contigo un momento mas...

demasiada son las horas contigo..
tantas son las veces en que me pides silencio...
sssshhhhhh señalando con tu dedo.....
cuando hacemos el amor....

viernes, 2 de diciembre de 2011

La Llamada Salvaje II ....

............El aire de cuento de hadas que tiene esta historia hace que sea difícil tomarla en serio. ¿Quizá el exceso de bebida inflamó la ya fértil imaginación campesina'' ¿Quizá cada narrador fue agregando un detalle hasta que la historia adquirió su forma actual?. Es una posibilidad a tener en cuenta... y, sin embargo, como tantas historias de hombres-lobo parecidas, es citada por muchos mitólogos e historiadores, folkloristas y psicólogos como un hecho. El problema más profundo para el investigador serio es.......... simplemente tratar de separar los hechos de los disparates; este primer caso es típico a ese respecto.


El origen de la superstición de los hombres-lobo -la creencia de que un ser humano puede asumir la forma de un animal, más frecuentemente la de un lobo- nunca ha sido explicada de forma satisfactoria.
Herodoto, el historiador griego que vivió en el siglo V a.C., dice que los griegos y los escitas que vivían en las costas del mar Negro consideraban magos a los nativos de aquella zona; creían que esos seres extraordinarios se transformaban en lobos durante unos días cada año. Habla de la existencia de una raza de hombres que podían transformarse a voluntad tomando la forma de lobos, y, cuando lo deseaban, recobrar fácilmente su forma original.

El Deseo De Carne Humana



Un hombre-lobo devorando a un hombre (ilustración de un bestiario medieval). En la Edad Media se creía generalmente que los hombres-lobo eran reales.
En aquellos tiempos, siglos antes del nacimiento de Cristo, el demoníaco hombre-lobo era considerado como un ser humano poseído por un deseo antinatural de carne humana que por artes mágicas había encontrado la manera de tomar, a voluntad, la forma de un lobo hambriento, con el objeto de aplacar con mayor rapidez ese horrible apetito. Los sabios de la antigüedad creían que, una vez transformado, el hombre-lobo poseía la fuerza y la astucia del lobo salvaje, pero conservaba la voz y los ojos humanos, gracias a lo cual se le podía reconocer.
La transformación de hombres en lobos aparece en la literatura romana como arte de magia. Virgilio, que vivió en el siglo I a.C., es el primer autor latino que menciona esta superstición. Fue seguido por Propercio, Servio y Petronio. Este último, director de espectáculos en la corte de Nerón desde el año 54 hasta el 68, cuenta una bonita historia de hombres-lobo en su novela El satiricón.

Algunas de las tradiciones griegas y romanas consideran la transformación de un hombre en lobo como un castigo por sacrificar una víctima humana a un dios. En esas ocasiones, cuenta Plinio (c. 61- c. 113), la víctima era llevada a la orilla de un lago y, después de nadar hasta el lado opuesto, se transformaba en lobo. En esta condición recorría los campos con otros hombres-lobo durante nueve años. Si durante este período se abstenía de comer carne humana, recobraba su forma original que, sin embargo, no había quedado dispensada de los estragos del paso del tiempo.

Otro ejemplo mitológico de transformación en hombre-lobo como castigo del pecado fue registrado por Ovidio (43 a.C. - 18 d. C.) en sus Metamorfosis. En él, Ovidio cuenta leyendas de transformaciones milagrosas desde la creación hasta la época de Julio César. El poeta romano cuenta cómo Licaón, mítico rey de Arcadia, se atrevió a poner a prueba la omnisciencia de Júpiter, presentándole un plato con carne humana. Por ese crimen Júpiter le transformó inmediatamente en lobo, y Licaón se convirtió en eterna fuente de terror para sus súbditos. Y aún en tiempos posteriores a Licaón, según una tradición recogida por Platón alrededor del siglo IV a.C. y por Pausanias en el siglo II a.C., transformaciones similares seguían produciéndose en el. mismo lugar.



Los métodos utilizados por los hombres-lobo para realizar sus transformaciones diferían mucho. A veces, el cambio era espontáneo e incontrolable; a veces, como en las transformaciones descritas en las sagas escandinavas e islandesas, se lograban simplemente con colocarse la piel de un lobo real. Pero en muchos casos, lo único que se necesitaba era la intervención de un hechizo que, aunque no provocaba ningún cambio en el cuerpo humano, hacía que cuantos lo veían imaginaran que estaban en presencia de un lobo. Algunos de los que se transformaban afirmaban que sólo podían recobrar la forma humana por medio de ciertas medicinas o hierbas, como acónito o cicuta, o frotándose con ungüentos, como hicieron los hombres-lobo escandinavos y centroeuropeos a partir del siglo XV.